Si Rick Blaine selló en Casablanca con el capitán Louis Renault “el principio de una bonita amistad”, en la legendaria película de Michael Curtiz de 1942, Pedro Sánchez quiso certificar ayer en Rabat, con el rey Mohamed VI, el inicio de una nueva relación entre España y Marruecos que entierre largos meses, más bien años, de crisis diplomática y tensión política entre ambos vecinos. “Hoy es el inicio que va a desencadenar cosas importantes”, auguró el presidente del Gobierno antes de aterrizar en Rabat y mantener su esperado encuentro con el monarca alauita, con quien se reunió en el Palacio Real, en compañía del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Naser Burita.
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