Tengamos mucho cuidado con la forma en que presentamos a Cristo y al Evangelio. El Señor Jesús no sufrió la muerte más espeluznante de la historia porque vio algo bueno en ti ni porque vio al "campeón que llevas dentro", como predican muchos (con tristeza lo decimos). Al contrario, Cristo murió a causa de tu terrible condición como pecador; porque millones de pecados cometidos deleitosa y voluntariamente por ti, pedían a gritos indecibles que se ejecutara tu sentencia. Pero Dios, que es rico en misericordia, tomó el lugar de ese perdido pecador que merecía Su ira santa. ¡La salvación es del Señor!
Debes venir a Cristo para la gloria de Cristo; Él es digno de tu obediencia ahora. No debes venir a Él porque vayas a recibir algo. Si la motivación de alguno de los lectores es esta última, lamentamos mucho informarle que, lejos de tener fe, ha dado notorios síntomas de idolatría: idolatría por sí mismo.
¡Conoce a Cristo! Abre las Escrituras, y predica la Verdad. No seas motivo de perdición para un alma anhelante, que desea algo que las cosas materiales no pueden satisfacer. ¡Ofrécele a Cristo y quedará más satisfecho que nunca!📖
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