El oro y su poder esotérico cambiaron la historia para siempre, bienvenidos a las medulas.
Las Médulas, en el corazón de la comarca leonesa de El Bierzo, a 25 km al sur de Ponferrada, y al NO de España, constituye un paisaje fantasmagórico, donde el verde brillante de las hojas de los algarrobos y algunas manchas de robles, castaños y cerezos, contrasta con el ocre pálido de la tierra desnuda, que se vuelve sangrante al recibir los rayos del crepúsculo.Las Médulas fue, en su origen, la mayor explotación minera de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano.Se estima que los romanos empezaron a trabajar en la zona en tiempos del emperador Octavio Augusto, aprovechando su presencia aquí, para dirigir personalmente, desde Astorga, las legiones contra los pueblos celtas de Hispania. La victoria se produjo en el año 19 a.C., después de dos siglos de luchas, tras el asesinato de 25 druidas en la Braña de los Tejos y del holocausto cántabro en Monte Medulio.Aunque las explotaciones mineras de esta zona del NO peninsular se remonte a tiempos de Tartessos -a consecuencia de la cual se trazó la Vía de la Plata, que enlaza la Bahía de Cádiz, al sur, con la ciudad de Astorga, en la Maragatería leonesa, al norte-, fue tarea de Roma, utilizando a esclavos astures y cántabros, el llevar a cabo la ambiciosa explotación de Las Médulas. Durante cerca de cuatrocientos años (s. I a.C.- III d.C.), de estas montañas llegaron a extraerse hasta 950,000 kg de oro, pero a costa de muchas vidas humanas, miles de obreros que trabajaban sin descanso y apenas alimento. Con esta riqueza obtenida, Roma pudo sufragar el 17 % de su presupuesto militar. El historiador latino Plinio, que visitó esta explotación a cielo abierto, describió el lugar bautizándolo como “La tierra de los hombres pájaro”; también el geógrafo griego Estrabón quedó extasiado con este singular paraje, cuando lo visitó en plena explotación, citándolo con estas palabras: “Hasta ahora ni el oro, plata o hierro se han hallado tan abundantes en ninguna parte del universo”.

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