El cuerpo y las manos pueden comunicar mucho sin palabras, creando un idioma secreto donde se puede percibir lo que las personas quieren y sienten a través de pequeñas acciones. Por ejemplo, tocar rápidamente los dedos o hacer un sonido repetitivo al golpear algo puede indicar aburrimiento, prisa o el deseo de terminar la conversación. Estos gestos revelan mucho sobre las emociones y pensamientos de las personas sin necesidad de hablar.
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