El lema ya no es aquello de ‘España nos roba’, que tanta indignación desató a esta orilla del Ebro, sino ‘España nos folla’.
Y lo descacharrarte es que este eslogan, a diferencia del anterior, no es un invento infame sino pura realidad; cierto como la vida misma.
Llevo una semana muerto de risa, a cuenta de las proezas del agente ‘RaboCop 69’, ese fenómeno que pasó tres años infiltrado en el inframundo independentista catalán, repartiendo bendiciones con su prodigioso hisopo entre las militantes antisistema.
El tipo debe tener una porra como la manga de un abrigo y una labia de donjuán, porque se fumigó oficialmente a ocho y extraoficialmente a dos docenas, y no lo hacía a salto de mata, sino que mantenía relaciones estables, prolongadas y simultáneas, y a todas las tenía contentas y satisfechas.
A la vista de las pintas de algunas de las que le han denunciando, ‘RaboCop' toreaba en todo clase de plazas, incluidas las Corridas de Beneficencia.
Corre el rumor de que las de Bildu y otras compinches del Gobierno Sánchez ya han solicitado a Marlaska que les mande cuanto antes un policía camuflado, de similares características, para que también se infiltre entre ellas.
Porque lo de Dani, que es como supuestamente se llama ‘RaboCop’, es de nota.
Las paisanas se lo rifaban, como si aquello fuera ‘La Isla de las Tentaciones’ en versión okupa, para cabreo de TV3, Cadena SER, LaSexta, Público y demás pasquines progres, que instan al Ministerio del ‘Si es Si’ a sumarse a la querella presentada ya contra el susodicho por varias de sus beneficiadas, por no haberles revelado, antes de cada polvo, que era policía español.
Reconocen las tipas que las relaciones ‘sexoafectivas’ fueron siempre consentidas, pero reiteran histéricas que jamás se hubieran puesto mirando a Pamplona, de haber conocido la filiación del machote.
Y en sintonía con el cursi Pablo Iglesias, llaman a eso ‘violencia sexual institucionalizada”.
Los golpistas de ERC, conjuntamente con los etarras de Bildu, Junts per Catalunya, la CUP, BNG y PDeCAT, registraron el pasado lunes en el Congreso de los Diputados una solicitud para que comparezca Marlaska y dé explicaciones.
Ignoro si el ministro, tan servil últimamente con su jefe Sánchez y con los enemigos de España, se prestará al paripé, pero el sofocón puede ser de aúpa.
No van a condecorar a ‘RaboCop’, aunque se lo merezca, pero para preservar su identidad y garantizar un poco su seguridad, se le ha destinado ya a una embajada en un país lejano, donde supongo que -si sigue fiel a las esencias- continuará haciendo feliz al personal.
Desde aquí, solo nos resta enviarle nuestras felicitaciones, recomendarle que intente recuperar el sueño perdido y que, de momento, rechace las millonarias ofertas que le hacen los programas rosas de televisión para que relate con pelos, posturas y señales su escabrosa peripecia y empiece a escribir un libro.
Sería un best seller.
Puede que hasta le den el Premio Planeta.

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