En EE.UU se producen más de 2,5 millones de muertes repentinas al año. No todas ellas, aunque resulten sospechosas, son debidamente investigadas.
"Si calificas una muerte como natural o accidente y te equivocas porque es un asesinato, el asesino queda libre". Con estas palabras de la forense Marcela Fierro comienza "Post Mortem", un documental que se adentra en las consecuencias de la incompetencia forense en Estados Unidos. Se adentra en el oscuro ambiente de las muertes repentinas producidas en Estados Unidos y sobre las que se da por hecho que hay una investigación. La realidad es bien diferente.
Un estudio de ámbito nacional reveló que existen múltiples deficiencias por incompetencia forense que han originado, a lo largo de los últimos años errores fatales. Por las calles estadounidenses pululan asesinos en libertad, mientras que varios inocentes han sido condenados a cadena perpetua por autopsias mal realizadas.
“Post Mortem” saca a la luz que en más de 1.300 condados de todo el país hay jueces de instrucción que son políticos electos. Ellos dirigen las investigaciones de asesinato, a pesar de que carecen de las más elementales nociones de medicina forense.
Los forenses denuncian el intrusismo profesional y exigen, hasta ahora sin éxito alguno, que las investigaciones forenses sean llevadas a cabo por médicos especializados.
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