Las personas que han sufrido un trauma en la infancia sienten angustia tanto psicológica como física cuando, estas experiencias corresponden a la hiporrespuesta inicial de la amígdala (huida o lucha), lo que puede dar lugar a distorsiones de la percepción derivadas de la memoria traumática que invaden la consciencia. Algunas personas con TLP viven sensaciones de desconexión o disociación de SÍ mismos, describiéndolo como un trance que puede aparecer de forma periódica o continua, incrementando el riesgo y la vulnerabilidad de la persona con TLP, actuando totalmente cegados por sus emociones.
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