Una anécdota de biopiratería ocurrió en 1991, cuando una compañía farmacéutica estadounidense llamada Shaman Pharmaceuticals descubrió que los indios Kuna de Panamá usaban una planta llamada Guna Yala para tratar la diabetes. La compañía compró muestras de la planta y la llevó de regreso a los Estados Unidos, donde aislaron y patentaron un compuesto activo que se creía que era responsable de los efectos antidiabéticos de la planta.
Los Kuna, que habían mantenido y utilizado la planta durante siglos, no fueron informados ni consultados sobre el uso de su conocimiento tradicional o sobre la extracción de la planta. Cuando se enteraron de que la compañía había patentado su conocimiento y estaba ganando dinero con él, los Kuna se sintieron profundamente indignados y se unieron para demandar a la compañía por biopiratería.
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