Cuando Oscar Avilés tuvo la iniciativa feliz de reunir las voces de Humberto Cervantes y Panchito Jiménez para adornarlas con los colores de su guitarra maravillosa, agregando al grupo las despampanantes castañuelas de Pedrito Torres y el cajón de Arístides Ramírez, integrando un elenco musical que tenía, por colosal añadidura, como glosador exclusivo y Decimista estelar a Nicomedes Santa Cruz, en realidad había creado un verdadero espectáculo criollo de los más puros quilates y del más peruano acento.
Para rematar la jugada, yo me convertí en “Manager“ del grupo y … comenzamos a funcionar!
La popularidad del número fue arrolladora y -como su propia estructura- sin precedentes. Si hubiera que explicar en una sola frase las espectaculares características que distinguían la presentación de esa auténtica Fiesta Criolla, yo diría que en cada actuación se le daba el auditor algo tan completo que era como “hacer televisión por la Radio“.
Todavía creo escuchar los acentos del saludo característico del elenco, cuando, preludiendo sus actuaciones comenzaba aquel jugoso diálogo contrapunteado:
“¡Sátiras de negra loca...
Callejón de un solo caño...
Lindos recuerdos de antaño...
que mi inspiración evoca... !
Y a la voz de “Oiga.!” se desataba el multicolor espectáculo del cual sólo quedan recuerdos indelebles, en cuyo homenaje esta producción fonográfica que he realizado con singular afecto, encierra mi tributo de admiración y nostalgia por esos días de gloria de la Fiesta Criolla de Oscar Avilés y de nuestra canción popular.
Mario Cavagnaro
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