El hecho de que la palabra paz se repita cientos de veces en la Biblia es una clara indicación de su importancia. Sin embargo, los conflictos nacionales, los desacuerdos políticos, las relaciones rotas y la ansiedad interna a menudo caracterizan al mundo en el que vivimos.
El Señor Jesucristo vino a ofrecernos un camino mejor: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14.27).
En este mensaje, el Dr. Stanley explica cómo puede Cristo liberarnos de los pensamientos que nos roban la paz. No tenemos que arrastrar una carga de inseguridad, de incompetencia ni de dolor, pues tenemos un Salvador que puede sanarnos y hacernos libres, sustituyendo nuestra carga con su paz y su gozo.
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