Si uno no vive su día a día con gracia y optimismo, no puede esperar que su senectud sea así. La vejez que nos espera no es ni más ni menos que la prolongación lógica de la vida que hemos tenido. Mi consejo: mira tus palabras y tus gestos de tu vida diaria y diferencia cuáles quieres preservar porque te hacen bien y cuáles hay que desechar ya para no acabar siendo un viejo triste, solo y amargado. VIVE PLENAMENTE HASTA EL ÚLTIMO DE TUS DÍAS y no dejes que nadie te fastidie el día maravilloso que hoy ( y que todos los días) comienzas.
