Si tenemos en cuenta que un solo donante de sangre puede salvar hasta cuatro vidas, la donación voluntaria y habitual resulta un acto tan sencillo como importante en su acción solidaria.

Las sangre no se puede fabricar ni producir de manera artificial, y sus componentes (los glóbulos rojos, las plaquetas, el plasma y sus derivados) tienen fecha de vencimiento.

Estos componentes son utilizados en tratamientos como anemias crónicas, anemias agudas, cirugías, trasplantes, quimioterapia, aplasia medular, tratamientos de hemofilia, problemas de coagulación, quemaduras y enfermedades del riñón y del hígado. En algún momento de la vida, 9 de cada 10 personas necesitan una transfusión de sangre para sí mismos, sus familiares o allegados.

¿Quiénes pueden donar?
Los mayores de 18 años (de 16 con autorización de los padres o tutores), que gocen de buena salud y pesen más de 50 kilos. Si bien no pueden hacerlo embarazadas, mayores de 65 años (sin certificado de apto médico), quienes se hayan hecho un tatuaje o piercing en el último año, o aquellas personas que lleven a cabo prácticas sexuales de riesgo, es importante que todos puedan difundir la trascendencia de una donación habitual y voluntaria.

Si el 3 al 5 por ciento de los ciudadanos argentinos dona sangre al menos dos veces al año, se cubre el 100 por ciento de la sangre necesaria de todo el país.

Consultá los centros nacionales para donar sangre y los requisitos para hacerlo en [ Ссылка ].

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