Después de unos días escondiendo los juguetitos del gato en los cajones, y al volver a casa encontrarlos por todos lados, uno empieza a pensar que alguién está entrando en casa, o que hay ciertas "presencias" que lo hacen... Al final aquí está el culpable, pillado en flagrante, que ahora incluso ha aprendido a abrir los cajones y buscar sus juguetes.
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