Alrededor de la mitad de los estadounidenses tienen por lo menos un factor de riesgo para los infartos cerebrales, incluyendo la presión alta, el azúcar alta o el sobrepeso. Además, muchos adultos no se dan cuenta que pueden prevenir los infartos cerebrales a través de modificaciones al estilo de vida incluyendo la nutrición y el ejercicio, y el hacerse pruebas médicas de detección para determinar si existen factores de riesgo subyacentes.
Hay algunas cosas que no podemos controlar, tales como el envejecimiento, el cual aumenta la probabilidad de tener presión alta. Sin embargo, ser mayor no es una garantía de tener un riesgo más alto para los infartos cerebrales. Un reciente reporte acerca de los infartos cerebrales en las personas jóvenes publicado por la American Heart Association encontró que la tasa de infartos cerebrales se duplicó con creces entre las personas de 35 a 39 años de edad en las pasadas dos décadas.
Sin embargo, las tasas de infartos cerebrales en general han estado bajando para personas de 55 años y mayores. Los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (CDC por sus siglas en inglés) han atribuido esta tendencia a las reducciones en las tasas de fumar, presión alta y colesterol alto.
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