Como adultos estamos buscando comprender, respetar y comunicarnos mejor con los seres que acaban de llegar al planeta. Esto sólo podemos hacerlo aprendiendo de quienes se han dedicado y se dedican a investigar la niñez.
También estamos buscando el reencuentro del adulto con la frescura, la espontaneidad, la inteligencia intuitiva de su propia alma infante. Sí, porque planteamos que la infancia es un estado del alma humana que no depende de la edad, un estado de gozo, de coherencia, de mutación rápida de las emociones, de curiosidad, de entusiasmo, de capacidad creativa, y de vivir en el Aquí y Ahora.
