Si uno se acuerda del peligro cuando truena, parece ser que nuestros responsables políticos de toda índole siguen estando sordos, y si hasta ahora siempre han visto el peligro como algo eventual, parece que a la sordera se le une la falta de memoria. A medida que nuestro país crecía demográficamente mermaban la memoria colectiva y las memorias individuales que son los depósitos de la localización de los asentamientos peligrosos. Dicho de otra manera, el país crece de manera incontrolada, donde no debe, y a velocidad indebida, o sea que nuestra actuación en relación con el medio es equivocada y la Naturaleza de la costa valenciana ya no es capaz de acogernos porque se ha alcanzado la masa crítica de nuestros errores. No es precipitado afirmar que las actividades humanas han trastornado el tiempo, los especialistas de la ONU lo sostienen. Las condiciones climáticas empeorarán y los riesgos naturales aumentarán. No es vano exigir una mejora en la educación ambiental dirigida a todas las capas de la población incluidos los responsables políticos.
Respetemos los cauces inundables, y la vegetación de las riberas.
Respetemos la cubierta vegetal de las cuencas hidrográficas.
Apliquemos los planes de prevención y adecuemos las infraestructuras a los riesgos de inundaciones en lugar de adecuarlas a las necesidades de los promotores inmobiliarios.
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