En 1840 a manos del médico químico Friedrich Ludwig fue descubierta la hemoglobina. Sin embargo, no es sino hasta prácticamente un siglo después, en 1959, que se determina su estructura tridimensional por el ganador del Nobel en química del año 62, Max Perutz.
Perutz dedicó a esto el trabajo de su tesis doctoral, realizado en el laboratorio de la Universidad de Cambrigde. En la época en la que inicia su trabajo, esto parecía una labor imposible de realizar, pues hasta los momentos solo se había logrado determinar moléculas ínfimas con el método que Perutz seleccionó.
Este método consistía en la cristalización de la proteína a estudiar, es decir, la hemoglobina. Tras muchos años de trabajo e inclusive haber sobrevivido a la II guerra de mundial en un campo de concentración Max decidió volverlo a intentar introduciendo átomos pesados en los cristales de la proteína.
Este fue el método que le valió el éxito, pues gracias a esto logró reconstruir la estructura de la cadena entera de la hemoglobina. En honor a este descubrimiento, Max Perutz se convirtió en el padre de la biología molecular, realizando grandes aportaciones a este campo y a la hemoglobina.
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