El comunismo y la religión en Serbia han tenido una relación compleja a lo largo de la historia. Durante la era comunista en Yugoslavia, que incluía a Serbia como una de sus repúblicas, se promovió oficialmente el ateísmo y se restringió la práctica religiosa. Esto se debió a la influencia del líder comunista Josip Broz Tito, quien buscaba mantener el control sobre las diversas nacionalidades y religiones en Yugoslavia, y veía a la religión como una amenaza potencial.

Durante este período, se cerraron numerosas iglesias y monasterios, y se persiguió a líderes religiosos. Sin embargo, a pesar de la presión oficial, muchas personas en Serbia continuaron practicando su fe en secreto o de manera discreta.

Después del colapso de Yugoslavia y el fin del comunismo en la década de 1990, hubo un resurgimiento de la religión en Serbia. La Iglesia Ortodoxa Serbia, que tiene profundas raíces en la historia y la cultura serbias, desempeñó un papel importante en la vida religiosa y política del país. La mayoría de la población en Serbia se identifica como ortodoxa serbia, y la Iglesia Ortodoxa tiene una influencia significativa en la sociedad.

En resumen, el comunismo en Serbia restringió la práctica religiosa durante décadas, pero con el colapso del régimen comunista, la religión, en particular la ortodoxa serbia, ha vuelto a desempeñar un papel importante en la vida de la sociedad serbia. Sin embargo, la relación entre el comunismo y la religión en Serbia sigue siendo un tema complejo y en constante evolución.

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