Una variedad tan extensa de suelos, diferencias altitudinales, climas, orientaciones y sustratos explica, sin duda, la riqueza biológica que guarda el Parque Nacional.
La extrema aridez de las zonas altas, donde el agua de lluvia y deshielo se filtra por grietas y sumideros, contrasta con los verdes valles cubiertos por bosques y prados, donde el agua forma cascadas y atraviesa cañones y barrancos.
El catálogo de plantas vasculares del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido incluye más de 1.300 especies diferentes. Esto significa que dentro del territorio del Parque más su Zona Periférica de Protección -unos 350 kilómetros cuadrados- se encuentra representada la mitad de toda la flora presente en el Pirineo aragonés -unas 2.450 especies.
A la diversidad paisajística y de comunidades vegetales existente habría que añadir, por lo tanto, una elevada concentración de especies vegetales que, además, presentan afinidades muy diversas: atlánticas, boreoalpinas, oromediterráneas, mediterráneas... Especies tan singulares como el zapatito de Venus (Cyprypedium calceolus) o Calamintha grandiflora, mantienen en su interior alguna de las escasas poblaciones españolas conocidas hasta la fecha.
Una amplia muestra de la fauna pirenaica, especialmente la ligada a los hábitats alpinos y subalpinos de la alta montaña, se halla presente en el Parque. Se han catalogado hasta el presente un total de 6 especies de anfibios, 8 de reptiles, 2 de peces, 65 de aves nidificantes, así como 32 mamíferos.
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