EVANGELIO DEL DÍA
Mt 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.
Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos”.
Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
"Cualquiera de nosotros puede preguntarse: ¿Cómo sigo a Jesús? ¿Y cómo sé si sigo bien a Jesús o si lo sigo en modo interesado? Para responder a estas dos preguntas necesitamos 'refrescar la memoria' recordando: ¿qué ha hecho Jesús por mí?, pensando sobre todo y concretamente en nuestra vida.
Entonces 'encontraremos muchas cosas grandes que Jesús nos dio gratuitamente, porque nos ama a cada uno de nosotros'. Una vez que veo las cosas que Jesús ha hecho por mí, me hago la segunda pregunta: ¿qué debo hacer por Jesús? Y así, con estas dos preguntas, tal vez podamos purificarnos de toda forma de fe interesada. Que el Señor nos ayude en este camino para purificar nuestra fe de todo interés". (Santa Marta 16 de abril de 2018)
![](https://i.ytimg.com/vi/FJ0UgDZFdAk/maxresdefault.jpg)