Lyudmila Pavlichenko, hija de un oficial de la NKVD y de una profesora de inglés, es la mejor estudiante de su curso en la facultad de historia. Un día, tras echar a suertes con sus amigos cómo pasar la tarde, resuelven ir a un puesto de tiro al blanco. Ante la sorpresa de sus rivales masculinos, la joven se impone a ellos con claridad. Además de inteligente, Lyudmila es una excelente tiradora. Días después, el rector de la universidad le llama a su despacho, dónde un oficial del Ejército Rojo que ha sido informado de la maestría de la joven como tiradora, le comunica que han decidido enviarla a un curso de seis meses para instrucción como tiradora. Tras su formación, será de nuevo reincorporada a sus estudios universitarios, ahora en Odessa, dónde está ultimando su tesis doctoral.
Tras el comienzo de la invasión nazi, Lyudmila entra a formar parte de la 25ª División de Francotiradores del ejército soviético. Durante su servicio en la defensa de Odessa, en el que Lyudmila se convierte en un verdadero terror para el enemigo, hasta que ante la inminencia de la derrota, el 14 de octubre de 1941 se inicia la evacuación de Odessa, que poco después es tomada por el ejército fascista, y Lyudmila es enviada a Sebastopol.
Pese a su mal estado de salud, Lyudmila prestará un último servicio como francotiradora. Los alemanes han enviado a uno de sus mejores francotiradores para acabar con Lyudmila, que se ha convertido en un verdadero símbolo para los soldados soviéticos. La joven cumple su cometido, pero definitivamente Sebastopol ha de ser evacuado.
Lyudmila entró a formar parte de la delegación que la Unión Soviética envía a los Estados Unidos para solicitar a los americanos que se unan a la guerra contra los alemanes. Durante sus estancia allí, Lyudmila entablará amistada con la primera dama americana, Eleanor Roosevelt. Durante la gira que la delegación soviética realiza por territorio americano para conseguir la entrada de este país en la guerra contra Alemania, Lyudmila pronuncia en Chicago un emotivo discurso: “Tengo 25 años. En el frente ya he acabado con 309 invasores fascistas. ¿No les parece, caballeros, que se han escondido ya demasiado tiempo detrás de mis espaldas?”.
Se convirtió en el primer ciudadano soviético en ser recibido por un Presidente de los Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt y su esposa la recibieron en la Casa Blanca. Más tarde, Eleanor Roosevelt la invitó a recorrer los Estados Unidos relatando sus experiencias.
Habiendo alcanzado el rango de comandante, ya no regresó al frente, sino que, como instructora, entrenó a cientos de francotiradores soviéticos antes del fin de la guerra.
En 1943 recibió la Estrella de Oro de la condecoración de Héroe de la Unión Soviética. Tras la guerra, terminó su formación en la Universidad de Kiev y empezó su carrera como historiadora. Entre 1945 y 1953 fue ayudante del Cuartel General Principal de la Armada Soviética (participando además en numerosas conferencias y congresos internacionales). Más tarde, fue miembro activo del Comité Soviético de Veteranos de Guerra.
Lyudmyla Pavlichenko está enterrada en el Cementerio Novodévichi en Moscú.
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