CICLO A
Salmo 144,8-9.15-18
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
Los ojos de todos esperan en Ti,
y Tú les das la comida a su tiempo;
abres tu mano y colmas de favores
a todos los vivientes.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes.
CICLO B
Salmo 77,3-4.23-25.54
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder.
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
Mandó a las nubes en lo alto
y abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos el maná,
les dio como alimento un trigo celestial.
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
Todos comieron un pan de ángeles,
les dio comida hasta saciarlos.
Los llevó hasta su Tierra santa,
hasta la Montaña que adquirió con su mano.
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
CICLO C
Salmo 89,3-6.12-14.17
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Señor, Tú has sido nuestro refugio.
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