Discutiendo el pasado mes con compañeras de profesión y mujeres políticas, el arribafirmante se lanzó a explicar, con precipitación, que la etapa política que estamos cerrando es especialmente fértil a las alegorías épicas, del western o del cine de aventuras bélicas, precisamente porque ha sido una etapa muy masculina, en la que los liderazgos los han disputados primero cuatro y luego cinco hombres de la misma generación: Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Albert Rivera y finalmente Santiago Abascal.
Una ministra me corrigió y reivindicó la épica como un ámbito también abierto a lo femenino, precisando que considerar lo contrario, que la épica un territorio únicamente masculino, en realidad es una forma de cuestionar que las mujeres ejerzan poder y liderazgo. ¿Y cuál es la épica femenina? Pues el cine nos ha ofrecido algunos modelos de liderazgo femenino basados en unos atributos de bravura y belicosidad, pero demasiado a menudo gemelos a los masculinos.
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