Kayla entró en un restaurante para ir al baño, pero el gerente le negó de inmediato su simple petición. Según él, no había sitio para gente "como ella" en su lujoso establecimiento.
Kayla se mantuvo firme, pero el hombre siguió poniendo excusas lamentables y racistas. Finalmente, alegó que el baño era sólo para clientes, así que Kayla compró una cara botella de vino.
El hombre le enseñó el baño a regañadientes y, para demostrar su punto de vista, Kayla decidió disfrutar en el restaurante de su bebida carísima. Pero, poco después, fue arrastrada a la oficina del guardia de seguridad, donde el gerente había fabricado pruebas de que Kayla le había robado....
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