El gobierno finlandés inició en 2017 una experiencia piloto alrededor de la renta básica universal (RBU) por la que ha estado pagando, sin condiciones, 560 euros al mes a un grupo de 2.000 parados. Esa renta no estaba condicionada
a la búsqueda de empleo ni se perdía aunque el beneficiario encontrara trabajo. El objetivo era ver si la RBU impulsaba la búsqueda de empleo y contribuía a mejorar los ingresos de los participantes (y su contribución al conjunto de la sociedad por la vía del pago de impuestos). De momento, la segunda fase del experimento no tendrá lugar.

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