Bajo el velo crepuscular, donde los sueños desfallecen,
Se oyen ecos de un amor que en susurros se estremece.
Las olas, como caricias fugaces, rozan la orilla desierta,
Reviviendo aquellos días, donde el recuerdo despierta.
Bajo un cielo tachonado, en silenciosa vigilia,
Mi alma, errante, busca lo que el tiempo robó en su astucia.
La luna, espejo de mis secretas agonías,
Ilumina senderos de amores y melancolías.
El aroma salado, evoca tu presencia en mi ser,
Y en cada grano dorado, percibo el dulzor de tu querer.
El viento trae ecos de juramentos y despedidas,
Mientras yo, a la orilla, busco respuestas escondidas.
La vastedad oceánica, espejo de mi soledad sin fin,
Oculta en su misterio, el fervor que aún vive en mí.
Aunque el tiempo avance y el mar bese la tierra,
En el rincón más profundo, sigue ardiendo mi guerra.
La pena del adiós, inunda más que cualquier tormenta,
Mi corazón, cual barco sin rumbo, en su búsqueda se revuelta.
Esperando hallar, en algún confín lejano,
Esa chispa, ese lazo, que se perdió con el otoño temprano.
Y así, entre el lamento del mar y el pesar de las estrellas,
Mi espíritu se consume, atrapado en sus huellas.
Anhelando volver a sentir, bajo el manto infinito,
El abrigo de tus brazos, el alivio de mi grito.
Cada ola que muere, es un deseo que se va,
Un recuerdo que se esfuma, una esperanza que se deshará.
Los corales, guardianes de este dolor insondable,
Silencian en su mudez, el eco de un amor inquebrantable.
Allí donde el horizonte besa al cielo en su danza,
Soñé que nuestro amor desafiaba toda balanza.
Mas ahora, solo queda la melodía del viejo cantar,
De este mar eterno, que no cesa de suspirar.
El ir y venir del oleaje, trae ecos de un pasado,
Y yo, esperanzado, ansío que el destino sea cambiado. 💕
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