Medvedev cuenta que se vio obligado a huir de Rusia por la frontera ártica, trepando por alambradas de espino y esquivando a una patrulla fronteriza con perros. De lejos, oía a los guardias disparar mientras corría a través de un bosque y sobre el río helado que separa ambos países.
Este joven ruso de 26 años se unió a las milicias del grupo de mercenarios Wagner en julio de 2022. “Realmente pensé que la Federación Rusa tenía buenas intenciones”, asegura. En el video que acompaña esta noticia narra los escenarios que vivió durante varios meses, y qué fue lo que le llevó a abandonar el pasado 13 de enero y buscar asilo en Noruega. Teme por su vida tras presenciar lo que, según él, fueron asesinatos y malos tratos de prisioneros rusos llevados a Ucrania para luchar en nombre del grupo Wagner. “Fui testigo de la situación cuando los servicios de seguridad de Wagner trajeron a dos que se negaron a luchar, dijeron que eran traidores y cobardes, y los mataron en público a tiros”, explica.
Con la condición de testigo, el servicio nacional de la policía criminal noruega, denominado Kripos, ha comenzado a interrogar a Andrei sobre sus experiencias en Ucrania. Su vida ha sido caótica, peligrosa y muy estresante durante mucho tiempo.
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