Una dirección magnifica, una iluminación extraordinaria; la belleza y dulzura de Sean Young, más la romántica y delicada música de Vangelis, crean un cóctel tan perfecto y sobrecogedor que inevitablemente te enamora y no te cansas de mirar.
Me encanta el momento, a partir del minuto 3:20, en que frustrado de la vida, Harrison Ford entra en modo Dios macho feromónico mojabragas absoluto. Muy salvaje y autentico (la escena original era más explícita y había tetamen)
Película: Blade Runner (1982)
Director: Ridley Scott
Música: Vangelis
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