Canal Bartimeo
Descubriendo la importancia de llevar una vida cristiana
La justicia
Por boca del profeta Ezequiel dijo el Señor: es justo el hombre que se conduce según mis preceptos y observa mis leyes; obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo.
Proceder siempre según la verdad podría ser una sencilla definición de justicia, «esa ordenación de la existencia en la que cada hombre puede obtener participación en el mundo y realizar una obra; entrar, con los demás hombres, en relación de amistad, de trabajo, de amor, de fecundidad, tal como requiera el juicio de su conciencia». La justicia es la unión de los hombres de bien en un fin común, que es la convivencia pacífica; pues sin justicia no es posible la convivencia de los hombres. Sin esta virtud la vida se convierte en una selva, regida por la ley del más fuerte.
Es muy importante repartir bien el afecto entre los hijos, sin dejarse llevar de señaladas preferencias a favor de alguno de ellos. No ser justo en este aspecto puede acarrear malas consecuencias: celos, envidias y rencores entre ellos que se pueden prolongar mucho en el tiempo y provocar conflictos cuando sean adultos.
La justicia en la vida cotidiana pasa por «enjuiciar a los demás no según su aspecto exterior, sino conforme a su disposición de ánimo».
Toda persona tiene derecho a conservar su buen nombre y su fama. En consecuencia es contrario a la justicia hablar mal de alguien, airear su intimidad, divulgar lo secreto, calumniar.
Es justicia el reconocimiento y el respeto de la dignidad de toda persona: no existen límites en esta igualdad por motivos de raza, de color, de idioma, de cultura, de nacionalidad, de religión, de pobreza o riqueza, de inteligencia, de salud, de edad.
El primer deber de la justicia consiste en trabajar bien: «esa labor que ocupa nuestras jornadas y energías ha de ser una ofrenda digna para el Creador», y una tarea que mejore la vida de los hombres.
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