La selección de México, cuestionada por el mundo del fútbol, por competir ante rivales inferiores, y no poder jugar más de cuatro partidos en un mundial, ha sido el equipo ajeno a la Conmebol, que más veces participó de la Copa América. El conjunto azteca, presente en diez ediciones del certamen de selecciones más importante del continente, si bien en dos oportunidades llegó a la final, jamás, ha logrado levantar el trofeo.
Allá por el 2016, bajo la dirección técnica del colombiano Juan Carlos Osorio, el seleccionado mexicano, cruzó la frontera, y arribó a los Estados Unidos. Aquella excursión, cerquita de su gente, tenía como objetivo disputar la Copa América Centenario. Cabe destacar, que aquella competencia, tan solo un año después de la de Chile 2015, había sido organizada de manera conmemorativa junto a la CONCACAF, con motivo de los 100 años de la Confederación Sudamericana de Fútbol, la que luego, iba a adoptar el nombre de Conmebol.
Lo cierto es que el 5 de junio, en Phoenix, el equipo mexicano derrotó a Uruguay; y cuatro días más tarde, en Pasadena, hizo lo propio con Jamaica. Aunque no pudo con Venezuela en Houston, y terminó empatando 1 a 1 con el segundo del Grupo C, era evidente que la verdadera competencia tomaba color a partir del cuarto partido. Es importante señalar, que el conjunto azteca llevaba 22 partidos sin conocer la derrota, aunque en su mayoría, habían sido casi todos amistosos, Copa de Oro, y eliminatorias ante rivales, claramente, muy inferiores.
En ese contexto, el 18 de junio en Santa Clara, California, El Tri, debía enfrentar a Chile por los cuartos de final, buscando su quinto partido, al menos de manera continental. El conjunto de Pizzi, que acababa de ganar la copa en su país, bajo las ordenes de un tal Sampaoli, había clasificado segundo en el Grupo D, lo que lo obligaba a cruzarse con México, en una instancia de eliminatoria. Los medios chilenos, entendían que los jugadores recién se estaban adaptando al esquema de Juan Antonio, y sembraban algunas dudas en cuanto al funcionamiento colectivo. Sin ir más lejos, la Roja perdía con Argentina en el debut, le ganaba a Bolivia en el último minuto, con un penal dudoso, y aunque vencía 4 a 2 a Panamá, llegaba diezmada al duelo de cuartos.
Tanta era la supuesta diferencia entre una selección y otra, que los medios mexicanos menospreciaban a su rival, cargaban a Bravo, se burlaban del Rey Arturo, y hasta lo arrojaban a un frasco de ajíes, haciendo referencia a que ese Chile no les picaba.
La Roja, sin Isla por acumulación de amarillas, salía al campo de juego con Bravo; Fuenzalida, Medel, Jara y Beausejour; Díaz, Aránguiz, Vidal; Puch, Vargas y Alexis. México, por su parte, hacía lo propio con Ochoa; Araujo, Dueñas, Moreno, otro Araujo; Layún, Herrera, Guardado; Lozano, Corona y Chicharito.
Allá por los 9, Edson Puch se lo pierde mano a mano, y a los 15 a iba a marcar el primero para Chile, luego de un rebote de Ochoa, tras un disparo de Díaz. México no reaccionaba, y a los 36, el brasileño Heber López le anulaba un gol a Vargas por posición adelantada. Faltando dos minutos para el final de la primera parte, el propio Vargas, convertiría el segundo, luego de un pase de Alexis, y de una falla grosera del fondo mexicano.
Ya en el segundo, grave error de Herrera, pase de Vidal para Alexis, y el 3 a 0 a favor de Chile. Al toque, escapada de Vargas por izquierda, y el propio delantero, que, mediante una sutileza, pasaba a México para el cuarto.
Seis minutos más tarde, Turboman iba a aprovechar un rebote al medio de un espantoso Ochoa, y así a convertir el 5 a 0. El baile era completo, la prensa mexicana trataba a sus jugadores de miserables, pedía hasta la cabeza de Don Ramón, y los hinchas, que habían viajado a Santa Clara, suspendían la ola, los nachos y la chicha, miraban la hora, y lloraban abrazados. Si hablamos de papelones, y de jugadores de liga regional, no podemos pasar por alto el sexto gol de Chile. Es que ningún mexicano se quería ensuciar la ropa, por eso ganaba Puch abajo, y así Vargas iba a convertir el sexto. Y como si eso fuera poco, faltando 3 para el final, nuevamente Puch, se la pica a Ochoa, casi a modo de burla, y pone el 7 a 0 definitivo.
Aquella herida mexicana de Santa Clara abrió un largo debate sobre la abismal diferencia entre las selecciones del sur, y las del norte. Evidentemente no era lo mismo jugar contra Argentina o Brasil, que ante Haití o El Salvador. El propio Osorio, tiempo después habló de accidente, y que a cualquiera le podía pasar algo parecido. Lo concreto es que Chile ganó aquella competencia, luego de vencer a Argentina por penales, y así logró quedarse nuevamente con el título continental.
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