Sancho Garcés III utilizó la política matrimonial y la diplomacia para reunir los reinos y condados cristianos bajo su corona, llevando al reino de Pamplona hasta su máxima extensión, pero la división de todas sus posesiones entre sus cuatro hijos lo desmembró.
Navarra hunde las raíces de su historia desde que comenzó a diferenciarse como entidad política, ya en la Alta Edad Media. Es en el siglo VIII cuando la población navarra, siguiendo a sus caudillos autóctonos, sentó las bases de lo que sería uno de los nuevos núcleos políticos de la península ibérica tras la caída del reino visigodo: el reino de Pamplona primero y luego el reino de Navarra. Así, Navarra fue un reino independiente hasta 1512 y pasó a ser un reino separado pero incluido dentro de la Corona de Castilla (1515-1841) hasta el siglo XIX. Hoy es una Comunidad foral reconocida así por la Constitución de 1978.
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