En esta oportunidad, la docente Ana Sanchez, te cuenta sobre los orígenes del Día Internacional de las Mujeres y los diferentes significados que las feministas le dan al 8 de marzo.

La historia que se cuenta en las escuelas se remonta al 8 de marzo de 1908 en la ciudad de Nueva York, donde murieron 129 obreras de una fábrica textil, por un incendio intencional que provocó el dueño, buscando terminar con una protesta de las trabajadoras, algo muy corriente en la época. No está muy claro si ese hecho existió realmente, pero sí se sabe que hubo un incendio en la gran fábrica textil Triangle Shirtwaist Company, donde hubo muchas muertas. Pero eso fue el 25 de marzo, dos años después. Lo que si pasó en 1908 fue que las norteamericanas, en el Congreso Nacional del Partido Socialista de EE.UU., lanzaron una campaña activa por el voto femenino y para esto designaron el último domingo de febrero de 1909, como el Día de la Mujer.

Las que tuvieron la iniciativa para que exista un día específico de lucha por las mujeres a nivel internacional, fueron las socialistas alemanas. En agosto de 1910 las mujeres socialistas de varios países de Europa, se reunieron en Copenhague para debatir sobre cómo conquistar el voto femenino, la protección social a las madres (la gran mayoría trabajaba y no tenía ningún derecho) y la necesidad de coordinar estas luchas a nivel internacional. Clara Zetkin y Kate Duncker eran las delegadas alemanas y propusieron que: “las mujeres socialistas de todas las nacionalidades organizarán en sus respectivos países un día especial de las mujeres, cuyo principal objetivo será promover el derecho al voto de las mujeres”. Recién en 1914, las socialistas de Alemania, Suecia y Rusia se pusieron de acuerdo en que el Día de las Mujeres sea el 8 de marzo.

Uno de los 8 de marzo más impactantes fue el de 1917 en Rusia porque fue el día que las mujeres comenzaron la revolución. Fueron a la huelga, exigían pan, paz y el fin del régimen zarista. Estas mujeres fueron la chispa que encendió la Revolución que conquistaría el poder ocho meses después, en octubre, liderada por el Partido Bolchevique. En aquellos años las mujeres rusas conquistaron más derechos que en toda su historia. A mediados de los ’30, el Día Internacional de las Mujeres se convirtió, en la Unión Soviética, en el equivalente al Día de la Madre de los países capitalistas y en 1965, por un decreto de Stalin, se declaró el 8 de marzo como un día no laborable y se llamaría el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La ONU lo reconoce recién en diciembre de 1977, cuando proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

¿Para todas las agrupaciones feministas este día significa lo mismo? Están las que dicen que es un día para luchar por algunos derechos o por la “igualdad de género” (como si fuera posible conseguirla en una sociedad marcada por una enorme desigualdad). Pero en todo el mundo, son cada vez más las que piensan que para pelear contra el patriarcado hay que pelear contra el capitalismo. Algunas creen que la lucha contra la opresión es solo un tema de mujeres, otras que hay que convencer al conjunto de clase trabajadora, con quienes la mayoría de las mujeres comparten su lucha.

Las mujeres de Pan y Rosas cada 8 de marzo pelean por los derechos democráticos más elementales, como el derecho al aborto. También contra cualquier imposición religiosa en las vidas de las mujeres. Contra la violencia machista. Y enfrentan el ajuste, movilizadas, confiando solo en sus propias fuerzas. Y lo hacen junto a aquellas mujeres y organizaciones que no consideren aún que es necesario terminar con el capitalismo para sentar las bases de una sociedad donde esos derechos sean verdaderos y universales. Su lucha no se limita a la ampliación de los derechos formales, cada vez más restringidos en las democracias capitalistas; ni tampoco a reivindicaciones corporativas. Pelean por un movimiento de mujeres masivo, organizado democráticamente, que sea independiente del Estado, la Iglesia y los partidos políticos que representan intereses de los empresarios.

Las feministas socialistas de Pan y Rosas luchan todos los días por conquistar todos los derechos que las democracias capitalistas niegan a las mujeres. Y en esa lucha, defienden los derechos de la mayoría de las mujeres, las trabajadoras, que junto a sus compañeros varones tienen en sus manos la fuerza para transformar de raíz esta sociedad profundamente desigual que se beneficia de la opresión, la discriminación y la violencia que sufren las mujeres. Mientras se exigen todos los derechos que les corresponden a las mujeres, consideran que solo una revolución social, que acabe con este sistema de explotación, desigual por definición, puede sentar las bases para la emancipación de las mujeres.


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