El 27 de septiembre de 1975 se perpetraron los últimos 5 fusilamientos por parte de la dictadura franquista, los cuales tres de ellos recayeron sobre militantes del FRAP y del PCE (m-l), siendo fusilados José Humberto Baena, Ramon García Sanz y José Luis Sánchez Bravo tras el segundo congreso de guerra celebrado contra miembros del FRAP.
En muchos casos se trata de idealizar y justificar estos sucesos como una ilusión de la juventud, nada más alejado de la realidad, estos tres camaradas murieron por una causa mayor, por la liberación de España del fascismo y por el socialismo. Ellos mismos afirmaban que la única pena que sentían era la de no poder continuar esta lucha.
Estos camaradas entregaron su vida por la revolución e hicieron gala de la entereza que debe caracterizar a todo comunista, sabían que su muerte se debía a su ideología y la amenaza que suponían para el capitalismo. Fueron un ejemplo de fidelidad a sus principios, mientras otros claudicaban frente al estado.
Nosotros no reivindicamos a estos camaradas de manera memorialista que los victimiza y que niega la violencia revolucionaria, sino que creemos que la memoria histórica debe ser revolucionaria, recogemos su legado. La revolución en España al igual que en 1975, continúa siendo una necesidad para la clase obrera.
