La Batalla de Ceriñola, que se libró el 28 de abril de 1503 en Ceriñola, Italia, fue un enfrentamiento crucial durante las Guerras Italianas. Este conflicto definió la lucha por el dominio del Reino de Nápoles entre el reino francés, bajo Carlos VIII, y las fuerzas de la corona de Aragón, lideradas por el destacado estratega español Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como El Gran Capitán.
En esta batalla, las tropas francesas, comandadas por Luis II de La Trémoille, lanzaron un asalto contra las fuerzas españolas bajo la dirección de Gonzalo Fernández de Córdoba. La caballería pesada francesa, que se consideraba superior, llevó a La Trémoille a ordenar una carga directa contra las posiciones españolas, confiando en su ventaja.
No obstante, El Gran Capitán había ideado una táctica ingeniosa e innovadora: ocultó a mil arcabuceros españoles tras empalizadas. Cuando la caballería francesa se acercó, los arcabuceros abrieron fuego de manera sorpresiva y devastadora, causando grandes bajas entre los franceses y forzando a su caballería a retirarse.
La retirada de la caballería francesa permitió a las tropas españolas lanzar un contraataque exitoso, resultando en una decisiva victoria para el ejército de la corona de Aragón en la Batalla de Ceriñola. Esta victoria fue de gran importancia estratégica, asegurando el control español sobre el Reino de Nápoles y Sicilia, consolidando su influencia en el Mediterráneo y fortaleciendo su posición en Europa.
La Batalla de Ceriñola es notable en la historia militar debido a las tácticas innovadoras implementadas por El Gran Capitán, especialmente el uso efectivo de infantería armada con arcabuces para contrarrestar la caballería pesada. Este enfoque marcó un cambio significativo en la forma en que se libraban las batallas en aquella época.
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