Cure for Pain: The Mark Sandman Story
La voz y un regusto por los sonidos y letras oscuras, fueron convirtiéndose en su marca registrada. Como también lo fueron la falta de divismo, el fácil acceso a sus integrantes durante las giras, y las giras mismas, con fechas en lugares pequeños de ciudades de todo el mundo o en festivales de verano de poca monta, como el de Pallestrina.La banda había empezado sus actuaciones a principios de esta década, tocando en fiestas y bares en los alrededores de Boston y Cambridge, donde habían cosechado un considerable volumen de admiradores. También los tenían en la Argentina, donde se presentaron por única vez en junio del 97, con tres memorables shows en Dr. Jekyll, un pub del barrio de Belgrano.En el marco de esa visita, Mark Sandman había hablado con Clarín sobre la particularidad y factibilidad de hacer rock sin guitarras. Decía entonces que fue una suerte para ellos haberse iniciado como banda en Boston: Es una ciudad muy experimental. Hay muchos clubes donde tocar. Todos están atentos a los sonidos nuevos. Pero -reconocía- cuando subíamos al escenario todos buscaban la guitarra. Y explicaba por qué elegían espacios pequeños para tocar: Preferimos los lugares chicos. Por otra parte, no somos famosos. Famosos son Michael Jackson y Madonna. Los estadios son para ellos. Lo nuestro es sonar mejor en vivo que en estudio; conocer países, personas.Decía Sandman, en perfecto castellano que había aprendido, contaba, en México y en Perú, donde se enamoró de una brasileña con la que vivió una temporada en Río de Janeiro: Mi apellido (literalmente, hombre de arena) es como los castillos que hacen los niños en las playas. Siento que vivo de imágenes que se construyen y destruyen en un solo día. Como la palabra morphine, tengo algo de ensueño.
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