Para un muerto andante, parece imposible escapar, pero la vida dentro de la prisión es la única cosa que es peor. Harold Laird había estado en la cárcel de Stiles en Texas durante 10 años por el asesinato de dos personas. El negarse a unirse a una banda racista de prisión lo dejó con una diana en la espalda. Pero la capacidad innata del Laird para improvisar y planear le sirvió, utilizando cualquier cosa desde tela hasta hilo dental para planificar su gran fuga. Después salvar una puerta cerrada con llave y dos vallas, veremos cómo Laird consiguió escapar.
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