La Iglesia Católica tiene una regla estricta que exige a sus sacerdotes y monjas permanecer célibes y abstenerse de mantener relaciones amorosas.

Sin embargo, para muchos de ellos, cumplir con esta norma resulta un desafío. Algunos se ven obligados al celibato, pero la mayoría de las relaciones sexuales que mantienen son de forma voluntaria dentro de la comunidad eclesiástica.

Es un importante servicio que los sacerdotes y monjas prestan a la Iglesia. Al considerarse casados con Jesucristo en lugar de tener un cónyuge humano, se dedican por completo a Dios. No obstante, muchas monjas enfrentan diariamente una lucha interna para mantener sus votos y su fe, a pesar de las expectativas de pureza y celibato.

Lamentablemente, la Iglesia Católica ha enfrentado escándalos de conducta inapropiada dentro de sus comunidades monásticas.

En este video, exploraremos la vida íntima de las monjas en el siglo diecinueve, centrándonos en las monjas del Convento de sant'ambrogio de la Massimo en Roma, donde se experimentaron inquietantes rituales de iniciación sexual, a veces con múltiples participantes.

En la década de mil ochocientos cincuenta, tras la fundadora de la conferencia, María Agnes Ferrario, otras monjas tomaron su lugar y continuaron con estas prácticas. La maestra de novicias, María Louisa, estaba involucrada en encuentros escandalosos con las monjas bajo su cuidado. Incluso llegó a fabricar cartas falsas de la Virgen María para amenazar a quienes cuestionaran sus métodos.

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