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Jean-Luc Sanchez (chaîne - channel - canal)
Conferencista especialista de los animales toxicos de la América del Sur tropical.
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Phyllobates terribilis se considera con mucha razón como la especie la más venenosa de todos los anfibios conocidos.
Distribución: endémica de Colombia, entre 20 y 200 m de altura - bosques húmedos lluviosos de la costa pacifica y de los llanos del departamento de Cauca.
Toxicidad : en las especies del género Phyllobates, los alcaloides contenidos en su veneno, las batrachotoxinas, contienen cuatro componentes (Myers - 1976) que son las:
batrachotoxina propiamente dicha,
batrachotoxicina A
homobatrachotoxina,
seudóbatrachotoxina
Estudios pusieron de relieve que la cantidad de batrachotoxinas contenida en un único individuo de Phyllobates terribilis, sea alrededor de 1,1 g de toxinas, correspondía a 20.000 veces la dosis mortal para un ratón (0,05 Mg por ratón), lo que representa 4 a 10 hombres adultos (Myers y al. - 1978).
Con Phyllobates terribilis, Phyllobates bicolor y Phyllobates aurotaenia, dos especies cercanas, se dan por las más tóxicas de todos los batracios (P. terribilis siguiendo ser el más tóxico).
La propia batrachotoxina es 100 veces más tóxica que la estricnina (famoso alcaloide extraido de la “nuez vómica” (Strychnos nux vomica - Loganiaceae) y 200 veces más tóxica que la digitoxina (sustancia extraída de la digitalis, planta de la familia de las Scrofulariaceae).
Importante :
En su medio natural, la toxicidad de las Phyllobates frente al hombre es tanto más peligrosa cuanto que ningún antídoto no se encontró hasta ahora para detener la acción de las batrachotoxinas.
El paso del veneno en la sangre puede ser en efecto fatal.
Sus toxinas son de origen exógeno ya que elaboradas a partir de alcaloides contenidos en los intestinos de insectos, procedente de plantas consumidas por sus presas habituales, en particular, las hormigas (Daly et al. - 1994b).
La coloración llamativa de avistamiento no es consustancial a los anuros venenosos. Se encuentra por ejemplo este tipo de “advertencia” en los Elapidae (“serpientes-coral”) y en algunos lepidópteros tóxicos.
