Hace algunos años pasé por una depresión después de perder a mi papá. Durante un fin de semana estuve sentada en frente de nuestra casa con mi guitarra, viendo a mi esposo jugar con nuestros hijos en el jardín. Mi alma sentía un vacío tan profundo, que no lo pude expresar y en pocas horas tenía que emprender un viaje de trabajo. Ya no tenía ganas de vivir, mucho menos cantar y deseaba avanzar el tiempo hacia una época mejor, aunque parecía ser imposible volver a sentir felicidad. Por obediencia hacia mi padre celestial puse mis dedos sobre las cuerdas y empecé a cantar. De repente Dios abrió mis ojos y en medio de la tristeza, sentí atravesar su inmenso amor a mi alma herida. En ese momento pude ver a mi familia divirtiéndose, esperando que yo los acompañe, olí las fragancias de las hermosas flores que parecían surgir de la nada. Escuchar la risa de mis hijos y sentir el abrazo de mi esposo fue otra interpretación de amor celestial que hace un tiempo pasó como desapercibido, y me llenó de esperanza.
Dios puso una nueva canción en mi corazón y mi oración es que ustedes puedan sentir el amor de nuestro salvador en la misma. La alabanza eleva las almas del caos de éste mundo y dirige la mirada a nuestro creador y padre. Cada día es un milagro, aunque las circunstancias no son ideales. Dios está ahí y te dice: "Levántate, hijo mío. Te amo y te quiero bendecir."
Cariños, Christel
Muchas gracias a la banda y al productor por su hermoso trabajo y apoyo incondicional, también a la pareja Friesen (actores al final), Joander Schroeder (guitarrista), Natalia Reimer de Dyck y Pedro Dyck (actores), Mayra Hiebert (bailarina) y Sofía Figuerón (profesora de danza) por su participación!
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