El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar, depresión maníaca y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva.
Es un conjunto de trastornos del ánimo que se caracteriza por fluctuaciones notorias en el afecto, el pensamiento, el comportamiento, la energía y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
Este trastorno afecta al individuo durante meses o años por etapas, donde la calma y el comportamiento normal se intercala entre los episodios de manía y episodios de depresión.
La persona afectada por este trastorno alterna su estado de ánimo entre la manía o hipomanía: fase de alegría, exaltación, euforia y grandiosidad, y la depresión: con tristeza, inhibición e ideas de muerte, así como conducta suicida.
El trastorno bipolar es uno de los trastornos mentales más comunes, severos y persistentes.
La prevalencia se estima entre un 0.3% y un 7% de la población general.
El trastorno empieza típicamente en la adolescencia o en la adultez temprana, y tiende a ser una condición permanente a lo largo de la vida caracterizada por altas tasas de recaída, ansiedad comórbida, trastorno por abuso de sustancias, disfunción y mortalidad prematura debida especialmente a la alta tasa de suicidio.
MANÍA E HIPOMANÍA
La manía es más grave que la hipomanía y causa problemas más notorios en el trabajo, la escuela y las actividades sociales, así como dificultades en las relaciones. Además, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis) y requerir hospitalización.
Tanto los episodios maníacos como los hipomaníacos comprenden tres o más de los siguientes síntomas:
• Episodios anormales Euforia (optimismo) o Disforia (Irritabilidad)
• Aumento de actividad, energía o agitación
• Sensación exagerada de bienestar y confianza en sí mismo (euforia)
• Menor necesidad de dormir (Con 2 o 4 horas de sueño se sienten descansados)
• Locuacidad inusual
• Aceleración del pensamiento (Frenesí de ideas)
• Verborrea (Empleo excesivo de palabras al hablar)
• Distracción
• Tomar malas decisiones, como hacer compras compulsivas, tener prácticas sexuales riesgosas
EPISODIO DEPRESIVO MAYOR
Un episodio depresivo mayor consiste en síntomas que son lo suficientemente graves para causar dificultades evidentes en las actividades cotidianas, como el trabajo, la escuela, las actividades sociales o las relaciones. Un episodio comprende cinco o más de los siguientes síntomas:
• Estado anímico depresivo, como sentirse triste, vacío, desesperanzado o tener ganas de llorar (en niños y adolescentes, el estado anímico depresivo puede manifestarse como irritabilidad)
• Marcada pérdida del interés o de la capacidad para sentir placer en todas —o en casi todas— las actividades
• Adelgazamiento importante sin hacer dieta, aumento de peso, o disminución o aumento del apetito (en niños, la imposibilidad para aumentar de peso según lo esperado puede ser un signo de depresión)
• Insomnio o dormir demasiado
• Agitación o comportamiento más lento
• Fatiga o pérdida de la energía
• Pensamientos de inutilidad, o culpa excesiva o inadecuada
• Disminución de la capacidad para pensar o para concentrarse, o indecisión
• Pensar en el suicidio, planificarlo o intentarlo
- Trastorno bipolar tipo I: Episodio de Manía + Episodio Depresivo Mayor
- Trastorno bipolar tipo II: Episodio de Hipomanía + Episodio Depresivo Mayor
- Ciclotimia: 2 años con muchos períodos con síntomas de hipomanía y períodos con síntomas depresivos (aunque menos graves que la depresión mayor).
El trastorno es prevalente según el historial familiar, es decir, que suele haber antecedentes familiares bien de trastorno bipolar o de otro tipo de trastorno del humor como la depresión.
Tratamiento
El pilar del tratamiento son los estabilizadores del estado de ánimo (litio, valproato, carbamazepina, oxcarbazepina, lamotrigina, topiramato).
Los antipsicóticos atípicos (Quetiapina) no son estabilizadores del estado de ánimo y su uso debe limitarse a los periodos de crisis, y siempre en combinación con un estabilizador del estado de ánimo.
Los antidepresivos tampoco son estabilizadores del estado de ánimo y deben evitarse en pacientes bipolares porque aumentan la frecuencia del ciclado (pueden conducir a episodios de manía o hipomanía). Cuando su uso es imprescindible deben usarse solo durante las crisis y junto con un estabilizador del ánimo.
Bibliografía: Sadock, Benjamin J.; Sadock, Virginia A.; Ruiz, Pedro. (2015). Kaplan & Sadock Sinopsis de psiquiatría 11th Ed.. USA: Lippincott Williams & Wilkins.
Dudas o contacto para atención personalizada: andresse410@gmail.com
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