Prueba especial utilizada para evaluación del ligamento cruzado posterior.
Se realiza con el paciente en decúbito supino, con la cadera flectada en 45° y la rodilla flectada en 90°. El examinador se sienta sobre el pie del paciente, fijándolo. Toma la tibia proximal con los pulgares a cada lado del tendón rotuliano. Los índices palpan los tendones de los isquiotibiales para asegurar que estén relajados. Entonces, el examinador ejerce una tracción posterior de la tibia. El test es positivo cuando hay un aumento de la traslación posterior de la tibia respecto al lado contralateral o no presenta un tope firme.

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