[ Ссылка ] Cámara de fotos y video en mano, hoy viajamos a un tramo costero expuesto por los embates del Atlántico. Regresamos a la parroquia ortegana de Loiba, a caballo entre la punta de Estaca de Bares y el puerto de Espasante (La Coruña), para fotografiar y grabar una serie de playas y acantilados de sobresaliente belleza paisajística.
Esta franja costera es muy abrupta y acantilada, con fuertes pendientes, alcanzándose alturas normalmente por encima de los 50 m y hasta más de 200 m. Los desprendimientos rocosos y los coídos (playas de cantos) bajo los cantiles son también una constante en la zona. También hay algunos islotes de reducidas dimensiones aunque muy escarpados (Pena Furada, O Rodicio, As Tres Marías, O Coitelo, Pedra Sardiña...).
Una característica singular de esta zona es la existencia, en la mitad meridional de su frente costero, de numerosos arenales rasos, de difícil acceso, que se encuentran encajados entre acantilados de gran altura y no presentan dunas, siendo cubiertos regularmente por las pleamares. Estos arenales de olas enérgicas y apenas bañistas son las solitarias playas del Sarridal, Ribeira do Carro, A Lomba, Fabega y O Picón, entre otras de más reducidas dimensiones.
En lo alto de los acantilados, lo recomendable, antes de abandonar la zona, es contemplar el conjunto de playas, las sinuosas curvas de la costa, y las virguerías de la naturaleza como Pena Furada (peña perforada, en castellano), una especie de acueducto sobre el océano. Para los amantes del paisaje, Loiba lo tiene todo, precisamente porque no tiene nada: nada de cemento, nada de masificación y nada de artificial, un lugar donde sentir la esencia del Atlántico.
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