Gary Ridgway, el asesino de Green River
Confesó haber matado a 71 mujeres. Gary iba de casa en casa hablando sobre la Iglesia Pentecostal a la que asistía. Durante su adolescencia estuvo a punto de asesinar a un niño de seis años a puñaladas. Ridgway
confesó después que “quería saber cómo se sentía matar a alguien”. De apariencia humilde, su aberrante comportamiento se expresó con odio ensañado hacia las mujeres. Se presume que la causa de ese odio fue el
maltrato de su madre contra él y su padre. Después de ser arrestado confesó con minuciosidad cada uno de sus crímenes. Ridgway usaba una foto de su hijo para atraer a las víctimas. El 5 de noviembre de 2003, se
llevó a cabo su juicio. Fue condenado a 49 sentencias consecutivas acadena perpetua sin derecho a la libertad condicional. Evitó la pena de muerte al confesar todos sus crímenes, incluyendo algunos que no se le
habían atribuido.
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