Este maravilloso y colorido experimento le gusta mucho a los niños Josué y Zoe lo disfrutaron un montón y eso nos llevó a hacerlo una y otra vez, es muy fácil de hacer y nos deja un gran aprendizaje.
La leche consigue que los colorantes no se disuelvan en ella gracias a las grasas que contiene, las cuales los mantienen concentrados.
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También actúa aquí una de las principales características del agua, la llamada tensión superficial.
Este efecto es causado porque el jabón es un repelente de grasas y los colorantes al igual que la leche están compuesto con grasa animal haciendo que el jabón los repele una y otra vez, al poner el copito con jabón rompemos la tensión superficial, lo que facilita la rápida separación de los colores.
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¿Qué necesitamos?
- Colorante alimentario líquido (de al menos tres colores distintos).
- Un plato (un poco hondo).
- Leche.
- Jabón quitagrasas (el del lavavajillas, por ejemplo).
- Un copito (para los oídos).
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