A fines de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos adquirió el privilegio imperial de que el dólar pasara a ser moneda de reserva. A partir de la década de 1970, cuando el presidente Richard Nixon decreta la inconvertibilidad del dólar con el oro, en agosto de 1971, la moneda de Estados Unidos comienza a distribuirse por la economía mundial y a utilizarse cada vez más para las transacciones del comercio internacional y como unidad de cuenta. En la década del noventa, el uso internacional del dólar se expandió en gran medida por dos eventos de gran repercusión: la desintegración de la Unión Soviética y los episodios de alta inflación y volatilidad macroeconómica en América latina.
A comienzos de la década del setenta, se elevó a la categoría de moneda universal en el comercio internacional.
Al poseer entonces la moneda mundial, Estados Unidos pudo y todavía puede endeudarse más que cualquier otra nación. Al emitir dinero sin grandes restricciones, y ahora en forma intensa para asistir a sus bancos fallidos, el resto del mundo ha financiado ese proceso al absorber esos dólares.
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