CARLOS JULIO RAMÍREZ (Tocaima, Cundinamarca 4 de agosto de 1916 – Miami 12 de diciembre de 1986) es quizás el más popular barítono colombiano de toda la historia. Su carrera de músico se inició en los barcos que recorrían el río Magdalena especialmente en Girardot Cundinamarca, en donde cantó desde los nueve años por unas cuantas monedas. En uno de sus viajes conoce al político conservador Laureano Gómez. Maravillado por la voz de Carlos Julio, Laureano lo inscribe en clases de canto con el profesor Emilio Murillo y lo matricula en el colegio internado de la Comunidad Salesiana de la ciudad de Bogotá. A la edad de 12 años, Carlos Julio Ramírez debuta en la radío, en el programa “La voz de la Víctor”. Allí conoce al maestro Efraín Orozco quien lo lleva a su primera gira musical por Suramérica.
Calos Julio Ramírez tuvo un gran éxito en el mundo de la música. La productora de Hollywood, MGM decidió contratar a Carlos Julio a inicios de la década de los cuarenta para que participara en varias de las producciones de la época. Con la Metro Golden Mayer, Carlos Julio actúa en siete películas, entre ellas la famosa producción Escuela de Sirenas.
Sus primeras grabaciones de música colombiana las realiza hacia el año de 1952 con temas como “Bésame morenita”, “El camino del café”, “La carta”, “Compadre, no me hable de ella”, “Sombras”, “Arrunchaditos”, “El Trapiche”, y otras, además de muchos temas del repertorio internacional.
Carlos Julio grabó en 1972 su último disco LP, con arreglos y dirección del maestro Blas Emilio Atehortúa.
También interpretó la versión por muchos años del del Himno Nacional de Colombia, que aún se transmite en algunas emisoras. Su legado artístico es uno de los patrimonios culturales de nuestro país. El diario EL TIEMPO lo incluyó entre los cien personajes más destacados de Colombia en el siglo XX, y en vida fue condecorado por el Gobierno con la Cruz de Boyacá.
Como tantos de los grandes artistas mundiales, Carlos Julio Ramírez tuvo un final infeliz. La prensa del momento reseñó ampliamente su fracasada lucha contra su adicción al juego, que, sumada a pérdidas en los negocios y a sucesivos divorcios, terminó arruinándolo. Ya enfermo por el cáncer y en avanzada edad, acabó sus días viviendo en el apartamento prestado por un amigo en Miami, donde falleció, el 12 de diciembre de 1986, con la pesadumbre del recuerdo de la gloria que vivió, como la voz más grande de la historia de Colombia, y que se esfumó y lo dejó en una circunstancia económica muy limitada
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