De esto que contaré fue precisamente en el año de 1980,en un pueblo muy apartado del Estado de Hidalgo en la Huasteca.
El pueblo era llamado San Miguel, ahí tenía su cabaña don Pancho un hombre muy humilde además de católicos eran muy buenas personas, el viejo tenía tres hijas, una llamada Manuela, Teresita y Cristina, el hombre se dedicaba a la siembra y cosecha de café, el cual vendía en una pequeña tienda que construyó de tablas; con gran esfuerzo poco a poco logró meter Maya, frijol, arroz y un poco de todo, cuentan que era el único que se dedicaba a la venta de comestibles en el rancho.
Un día estando en el cerro a eso de las tres de la tarde se sentó en una piedra y se dispuso a comer, apenas y tenía unas tortillas con frijoles ya que la situación estaba muy complicada pero eso era bueno para calmar su hambre, cuando estaba apuntó de morder su taco de frijoles se le apareció un perro pulgoso y enfermo el cual se le quedó mirando esperando a que le aventura su comida pero este no le hizo caso y lo espanto, minutos después se apareció un señor gordo con buena ropa y le dijo que si no le sobraba un taco que le invitará de comer que le pagaría bien a cambio?
De inmediato Pancho lo miro y le dijo que lo disculpara que solo tenía para el, cuando pensó que ya podría comer sus alimentos sin ser molestado en ese preciso momento paso una mujer cargando un bebé y le pidió un taco por que tenía hambre y llevaba tiempo sin probar alimento, compadecido el pobre Pancho ya no quiso comer y le dio todo lo que traía incluso su cántaro con agua fresca y después de que la mujer y el bebé comieron se fueron muy felices siguiendo su camino hacia el cerro, se despidió y después de horas regresó con sus hijas para tratar de ver cómo podían saldar sus deudas ya que los campesinos exigían sus cosas que les prestaron.
La muchacha sentía unas manos huesudas y frias que la tocaban, apresurado Pancho corrió en su auxilio y fue tras ellos perdiéndose en el campo, al amanecer ambos murieron en sus calles sin sufrir, de hecho fue una muerte que muchos desearian.
De aquel joven tan extraño que Pancho le contaba a sus hijas nadie sabía nada, se dice que aquel rancho que visitó Pancho nunca existió, la gente del pueblo aseguraba que aquel joven era la Santísima muerte y como Pancho y su hija tenían cáncer y les quedaba poco de vida a cambio de agradecimiento les daría un poco de ayuda para dejar a sus hijas aseguradas.
Cuentan que la Santísima muerte ya se había cobrado su deuda, al final ellos estaban destinados a morir.
Relato #619, escrito y adaptado por chemo San Juan de eventos reales del señor Andrés López.
