Julián Carpio es torero y ganadero además de haber sido recortador. Su sueño son sus toros y estos tienen una particularidad muy especial, sus caras. Son los Caras Blancas de Carpio. En su finca se crían estos animales de base ya Domecq y que tiene una sangre “santacolomeña” que le dio en sus inicios esas caras pálidas. Su selección y su empeño ha conseguido un toro único, con las caras blancas y diferentes “accidentes” antifaces, ojos negros, marcas negras… Un toro que además guarda un comportamiento de bravo y noble en las plazas donde se lidian.
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