Qué sanador es saber que el Dios creador de los cielos y la tierra me entiende y me extiende una mano de amor en mis momentos débiles. Pedro dice: no te lo calles, no te quedes con la angustia o con el dolor. Ve a Dios y cuéntale a cerca de lo que te sucede. Recibe la comprensión y el consuelo de Dios. No hacerlo es robarte una bendición extraordinaria.
Una de las ansiedades que a veces viene a mi alma es pensar que no tengo fe suficiente para ver que las cosas cambien.
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