La competitividad y la cooperatividad representan dos tendencias opuestas para el logro de objetivos o tareas, en lo que se refiere al logro de algún objetivo que implique la participación de una o varias personas.
Aunque es bien sabido que ayudar a otras personas forma parte del ADN del ser humano, existen otras características también humanas que nos pueden desviar del camino de la colaboración, como el individualismo exacerbado, el egoísmo y la incapacidad para confiar en otros.
La cooperación y la competencia conforman las dos caras de la pertenencia a un grupo o a un equipo.
Balancear ambos rasgos de manera tal que logremos la combinación perfecta de competitividad con espíritu de cooperación, es el Norte que debemos trazarnos para el logro exitoso de cualquier objetivo.
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